Un círculo de cuerpo infinitos
Dos cuerpos en un encuentro limpio, luminoso. En lucha, tratando de salir al mundo. Todo esto parece un nacimiento del cuerpo en medio de la violencia de la unión sexual, como dos animales girando sobre la muerte. Materia, carne, pieles, texturas, el cuerpo se hace materia y nace en el propio movimiento, en el respiro. Es a veces un gemido de niño, de niña, de resistencia al propio cuerpo, al placer, su culpa y su liberación.
Solo al final vemos estos rostros de piel blanca y piel oscura, desnudos, mostrándose en toda su vulnerabilidad, tan inmensos, tan inasibles como nuestro propio deseo. La escena no tiene límites. La soledad del espacio nos invita a pensar en que seríamos sin esos latidos, sin las miradas, los gestos simbolizados y repetidos en esta instalación. Son dos cuerpos atados y confundidos ante el ojo humano que espía, que gira en torno de ellos y los abandona a su movimiento perpetuo.
Patricia de Souza, escritora peruana, autora de la novela El último cuerpo de Úrsula.